jueves, 20 de agosto de 2015

Cuentos y Leyendas de La Alhambra

Como cosa curiosa del Partal, los leones que tiene a cada lado de la alberca no fueron destinados para tal fin, sino que fueron rescatados del antiguo Maristán ubicado al lado del convento de Zafra en el Albaicín.


cosas anecdóticas de la Alhambra hay miles pero hoy os vamos a deleitar con la historia del soldado encantado de La Alhambra:


Cuenta las Historias de La Alhambra que un joven muchacho, venido desde la ciudad de Salamanca para cursar sus estudios en Granada, se ganaba la vida tocando su guitarra por todos los rincones de Granada.


El día que llegó a Granada era la noche mágica de San Juan y caminando por La Alhambra vio a un personaje bastante variopinto por las vestimentas que llevaba, inusuales para la época pero si reconocible para épocas pasadas, el joven muchacho que se llamaba Vicente, se acercó hacia  aquel personaje místico y le preguntó:
- ¿Quién es usted?
A lo que le contestó:
- Soy un soldado encantado que caí preso en la Guerra de Granada hace ya más de 500 años , guardián del Tesoro de La Alhambra para que no cayera en manos cristianas,
- Pero ¿como ha perdurado usted en el tiempo? .
- Al estar hechizado me dejo ver cada 100 años en noches mágicas como esta y es en la noche de San Juan donde se puede romper el hechizo y quedar libre para siempre. Pero necesito la ayuda de alguien, al cual se le recompensará con el Tesoro que cotejo desde siglos pero con la condición de ir al 50%  ya que en esta noche queda desprotegido.
Entonces Vicente entusiasmado por la historia del viejo soldado y sobre todo por la fructífera recompensa decidió preguntar al guardián como le podría ayudar.
Perdone Guardián del Tesoro, ¿ cómo podría liberarte de tu encantamiento? A lo que le respondió:
- De verdad, ¿querrías ayudarme? Pues presta mucha atención a lo que necesitar buscar para que desaparezcan tan ruin encantamiento: un cura en ayunas y una muchacha casta, el cura le libraría de su encantamiento y la muchacha abriría la cámara del Tesoro.
Entonces Vicente, sin perder un minuto de su tiempo bajó a Granada a buscar a un cura en ayunas y a una joven casta. Buscó y buscó hasta que encontrón a un cura bastante gordo y horondo que había hecho penitencia de ayuno y una joven guapa de tez suave carnes blancas, larga melena morena y pura. Comentándoles la historia del soldado encantado y la recompensa si lo liberaban que sin parpadear aceptaron dicho propósito.
Una vez todos reunidos con el ancestral guardián pusieron rumbo hacia la cámara del Tesoro, abriéndola la joven casta y descubriendo toda clase de manjares, joyas, oros y todas las riquezas jamás inimaginables. Vicente comenzó a llenarse los bolsillos con todo lo que podía coger, el cura empezó anular el hechizo del soldado cuando no pudo resistir más la tentación y empezó a comer como si nunca  hubiese visto comida alguna. Por lo que el hechizo no pudo ser roto y empezó todo a desaparecer hasta que se encontraron los tres solos en un patio de La Alhambra.


Cuenta la leyenda que Vicente con lo que se había guardado en los bolsillos pudo vivir bastante holgado el resto de su vida junto a la muchacha casta y pura con la que se casó y vivieron felices y comieron perdices.
Respecto al soldado sigue apareciendo cada 100 años la noche de San Juan.



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